Tu siervo oye

Muchas veces me he preguntado: ¿Por qué Dios llama a hombres o mujeres? Porque se acerca o porque les busca. Hombres y mujeres que no lo conocen, o a quienes no se les ha revelado ese Dios eterno.

Tu siervo oye

El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. 
Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, 
Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, 
Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. 
Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. 
Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. 
Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.

1ª Samuel 3:1-7

Samuel ministraba en el templo a un Dios al cual no conocía o no se le había revelado aun su Palabra; curioso y llama la atención de nosotros la declaración del versículo 7.” Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.

Todo este tiempo había estado participando de un servicio, desconociendo al Dios a quien ministraba (v.1) 
Usted podrá preguntarse: ¿Se podrá estar en un servicio cantando, orando o sirviendo sin tener una revelación clara de lo que hacemos o a quién lo hacemos?

Sin tener una intimidad con Dios. Una parte de un himno dice:

“Dios te queremos conocer
con el fuego abrazador
Ven y muévete otra vez”

Dios en su gran misericordia llama a los hombres y mujeres o les busca para estar en comunión con ellos y revelar sus planes y propósitos.

Reflexionemos en nuestra intimidad con Dios; no sea que nos encontremos ministrando a un Dios que no conocemos o que hemos dejado de conocer.

Este día guardemos silencio en nuestro diario vivir y escuchemos esa voz de Dios llamar para estar en intimidad con él ¡HABLA PORQUÉ QUE TU SIERVO OYE!