Esta mañana una vez más Dios me permitió reflexionar en la Naturaleza llevándome a las escrituras.
Visitaba el jardín de mi casa y me di cuenta de que el tiempo de cosecha de Higos ya había llegado.
Este fruto es muy apreciado en algunas regiones: es dulce, carnoso y rico en carbohidratos. Su cosecha va desde agosto a septiembre (en algunas higueras al entrar el frío quedan algunos frutos en hibernación que se conocen como brevas dando la apariencia que la cosecha aún sigue).
Y precisamente esto me hizo reflexionar en aquella ocasión que el maestro buscó fruto en una higuera y no lo encontró; Maldiciendo al final a dicha planta.
Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Mt. 21.18-19
Aunque las escrituras dicen que aún no era tiempo de higos o cosecha.
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.
Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.
Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
Mr.11:12-14
El maestro sabía de esta peculiaridad en las higueras y al verla muy frondosa buscó en ella este higo en hibernación de la cosecha anterior y no le encontró ; así mismo Dios espera de mí un fruto para alimentar al hambriento o al forastero.
Que no solo vea como Dios me ha bendecido sino que pueda compartir esa bendición con aquellos que lo necesitan.